Frida Kahlo: el dolor que pinta la libertad

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Publicado el 11/07/2025 a las 13:00 · por Elizabeth Pallante · 2 min de lectura

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El arte que nació del dolor y la lucha

Apuesto a que si nos nombran a Frida Kahlo lo primero que viene a la mente es su icónica uniceja, ese símbolo tan suyo que desafió los cánones de belleza y marcó su identidad única. Pero más allá de su imagen, Frida fue un símbolo de resistencia, identidad femenina y lucha contra el sufrimiento físico y emocional que hasta el día de hoy perdura.

En sus obras se refleja el sufrimiento que vivió desde temprana edad. A los 6 años, Frida contrajo poliomielitis, una enfermedad que le dejó una pierna más delgada que la otra. Sin embargo, fue a los 18 cuando sufrió un accidente que cambió dramáticamente su vida. En un accidente de autobús, una barra de metal le atravesó la pelvis causándole múltiples fracturas en la columna.

Esto le dejó secuelas que la acompañaron el resto de su vida.

Fue sometida a más de 30 cirugías y tuvo que pasar largos periodos inmovilizada en la cama, lo que la llevó a pintar con más intensidad y a convertir el arte en su refugio y forma de expresión.

Frida y la política: el arte como revolución

Frida no solo pintó su cuerpo roto y su alma herida; también pintó convicciones.

Fue una mujer profundamente política, comprometida con las luchas sociales de su tiempo. Desde joven, militó en el Partido Comunista Mexicano, donde conoció a Diego Rivera y a otras figuras clave del pensamiento revolucionario. No creía en el arte como un objeto de contemplación pasiva, sino como un grito, un arma, una forma de resistir.

Su postura ideológica se reflejaba en su forma de vivir, de vestirse, de pintar y de amar. Defendía al México profundo, al indígena, al campesino, a los marginados. Abrazó sus raíces con orgullo, no por folclore, sino como una postura de identidad frente a la opresión colonial y cultural.

Cuando el líder soviético Leon Trotsky llegó exiliado a México, fue recibido por Frida y Diego en la Casa Azul. Frida mantuvo incluso una relación amorosa con él, breve pero intensa, que demostró una vez más que para ella la política también atravesaba el deseo y la intimidad.

La política de Frida no fue teórica: fue vivida en carne, en pincel, en gesto. Su arte no era neutral; era un cuerpo que hablaba desde el dolor, pero también desde la rebeldía. En un mundo que la habría querido sumisa y domesticada, ella eligió ser voz, herida, y bandera.

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Comentarios

J
Jimena LEGADO
Que lindo !!
J
Jackeline LEGADO
Impecable artículo! Felicitaciones!
E
Elizabeth LEGADO
Amo!!
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