La forma más difícil de hacer dinero fácil
Publicado el 23/05/2025 a las 17:00 por Lucas Olivera

Trading, conocido como la profesión más difícil del mundo, seduce con la promesa de libertad financiera y geográfica, un sueño que atrae a muchos pero que pocos logran conquistar, no todo es tan fácil. No se trata solo de apretar un botón de "comprar" o "vender" y esperar que la suerte esté de tu lado. Es mucho más que eso.
Cuando haces trading, no solo estás enfrentándote a bancos gigantes, fondos de inversión o traders experimentados, es un enfrentamiento constante con uno mismo, donde la mente y las emociones dictan el éxito o el fracaso.
El mayor enemigo en todo este camino es la avaricia, ese pecado capital que seduce con la ilusión de ganancias rápidas, o con el pensamiento de “se puede ganar un poco más”, hasta que llega el famoso momento en el que pierdes todo de un momento a otro, y surge ese pensamiento con una sensación familiar: el peso de fallar una vez más.
Y ahí, en ese momento de derrota, uno empieza a dudar. ¿Esto del trading es para mí? ¿Voy a lograr esa libertad con la que soñé? ¿O es solo una fase que quedará en el olvido? Pero entonces te viene a la mente la razón por la qué empezaste.
Te acordas que el trading no es solo sobre dinero, sino sobre perseguir un sueño. Y si no luchas por lo que querés, ¿quién lo va a hacer por ti?
Al final del día te das cuenta que el mercado no se compadece de tus errores ni celebra tus sueños; exige que te levantes, analices y sigas adelante. Que lo intentes una vez más, pero esta vez, la enseñanza es diferente, todo depende de ti, de controlarte a ti mismo, lo que piensas y tus deseos inmediatos, esto es por un propósito mayor y es una aventura que te enseña a conocerte, a ser disciplinado y a no rendirte.
Al final, el éxito en el trading no se mide solo por las ganancias, sino por la persona en la que te convertís. Si logras dominarte a ti mismo, controlar tus emociones y mantener la disciplina, no solo habrás conquistado el mercado, sino algo mucho más valioso: tu propia fortaleza. Y ese, sin duda, es el mayor triunfo que el trading puede darte.