Mi maternidad
Publicado el 01/08/2025 a las 20:00 por Natalia Carlotta

Mi maternidad
Desde muy pequeña, tenía un deseo casi único: ser mamá.
Hasta que fui creciendo, y a medida que pasaba el tiempo, cada vez me sentía más asustada de no poder conseguirlo. Aún no sé por qué tenía ese sentimiento, solo me aparecía en la mente de a ratos.
Hasta que un día, y luego de mi primera pérdida, llegó él… mi hijo mayor. Ese ser de luz que vino a enseñarme el oficio más difícil de todos: ser mamá.
Sin duda, y aunque parezca cliché, “una no nace sabiendo ser mamá”.
Pero intentamos hacer lo mejor posible, aunque, claro está, cometemos mil errores…
Desde el día que me enteré de que lo tenía en mi vientre, sentí una felicidad inmensa, aunque no puedo negar que tenía muchísimo miedo.
El tiempo pasó, la panza creció, y un día, como se dice románticamente, fui a tener una de las dos citas a ciegas más hermosas de toda mi vida… (ya que soy mamá de tres hermosos varones: uno de 24 años y mellizos de 8 años).
Nunca voy a olvidar el día que lo cargué por primera vez. Es algo tan inexplicable que no hay palabras…
Y así pasó el tiempo. El bebé se convirtió en niño, el niño en adolescente, y luego en un hombre del cual estoy muy orgullosa.
Nos tocó atravesar momentos muy difíciles, en los cuales sentí muchísimo miedo. Creo que jamás había sentido tanto en mi vida… pero, gracias a Dios, ya pasaron.
Con el pasar de los años, y viendo ya a mi hijo mayor crecer, sentí nuevamente el deseo de ser mamá.
Y había encontrado a la persona correcta para que me acompañara en esta nueva aventura (que vaya si lo es)…
Así comenzamos el duro y largo camino de convertirnos en papás de mellizos, luego de 8 años de búsqueda, varias pérdidas y varios tratamientos de fertilidad…
Hasta que un día llegaron ellos: estos dos pequeños torbellinos que arrasan nuestras vidas, jeje.
En conclusión… mi maternidad tuvo muchos altos y bajos, y los seguirá teniendo de por vida.
No nos ha tocado nada fácil.
Los dos pequeños tienen TEA, y quien entienda un poquito de eso sabe que no es nada fácil.
Pero, con amor, sacrificio y esfuerzo, se logra salir adelante.
En resumen… se cree que nuestros hijos vienen a nuestras vidas para que los amemos, cuidemos y enseñemos a ser personas de bien.
Pero, de primera mano, les puedo decir que, en mi caso, ellos vinieron a enseñarme mucho más de lo que yo a ellos… los tres.
Me enseñaron cuán fuerte puedo ser y cómo es amar incondicionalmente a alguien sin esperar nada a cambio.