¿Qué es más importante, ser o parecer?
Publicado el 09/07/2025 a las 15:00 por Valentina Baison

Si bien es de conocimiento común la importancia de tener una presencia fuerte, una buena apariencia y conocimientos en distintas áreas, tiende a darse por sentado en una sociedad como la nuestra, donde se considera prácticamente una necesidad infundada, ir por la vida intentando demostrar a los demás nuestra valía, dejando en algún punto de auto contemplarnos con tal de reflejar esa tan ansiada perfección que todos profesan, pareciendo así una vitrina de lo que realmente somos, dejando simplemente un sentimiento vacío y sin sentido, de este modo sin darnos cuenta, en esa misma búsqueda por encontrarnos, nos perdernos; Pero ¿y si lo perfecto no existiera como siempre nos lo plantearon y si el objetivo real fuese ser lo más auténticos posible?
Uno de mis autores favoritos, Shunmyo Masuno, en sus libros "El arte de vivir con sencillez" y "Deja de preocuparte", nos comenta la importancia de dejar de pensar en exceso, de volver al presente, de hacer espacio para simplemente ser. Porque aunque nos enseñaron que lo externo es lo que cuenta, lo cierto es que muchas veces lo más valioso está en lo invisible, en lo que sentimos, en lo que no mostramos, en lo que solo nosotros sabemos de nosotros mismos.
Y por supuesto, hay días en que todo se siente cuesta arriba. Días donde no encontramos un puente claro entre la vida que soñamos y la que realmente tenemos. Días en que parecer se vuelve más fácil que ser, porque la verdad pesa, porque la espera duele, porque el mundo allá afuera exige versiones de nosotros que no siempre somos capaces de brindar.
Pero también es verdad que no todo está perdido. A veces, justo en medio de la distancia entre lo que queremos y lo que es, florecen pequeños milagros: un momento de calma, una conversación honesta, un suspiro profundo que nos recuerda que estamos vivos y aún podemos cambiar las cosas.
Masuno dice:
“Es en los momentos difíciles donde se siembra el carácter. La verdadera fuerza está en la serenidad.”
Entonces, en lugar de castigarnos por no estar donde queremos, tal vez podamos aprender a honrar el lugar en el que estamos. A dejar de resistir el presente y empezar a habitarlo con gentileza y respeto hacia nuestros propios tiempos y procesos.
Incluso cuando los días son malos, nunca está de más recordar que el mundo es enorme y allá afuera siempre hay miles de oportunidades.