Logo Ciencia y futuro

Uruguay, el futuro de las ciudades inteligentes

Publicado el 28/05/2025 a las 12:00 por Gabriel Bengoechea

Imagen del artículo

Imaginá esto: abrís los ojos una mañana y todo cambió. Pero no cambió como en las películas, con autos voladores y robots que hacen café. Cambió de verdad. Cambió para vos.

Tu barrio amaneció con el aire más limpio. Sensores en los árboles controlan la calidad ambiental y los semáforos ajustan el tránsito para que todo fluya perfecto. El contenedor de basura no desborda, porque te llegó un mensaje avisando que mañana pasa el recolector. No perdiste tiempo adivinando qué ómnibus tomar: una app te avisó que el tuyo llega en cuatro minutos, y no va lleno.

En la escuela de tu hijo, los docentes usan tableros interactivos que se adaptan al ritmo de cada estudiante. En tu trabajo remoto, colaborás con personas de todo el país y del mundo sin que la conexión se corte ni una vez. En la chacra de tu abuelo, un sistema automatizado riega los cultivos según lo que dice el suelo, mientras vos tomás un mate poniéndote al día con tu gente. En la policlínica de tu pueblo, la historia clínica ya está digitalizada, y un algoritmo predice cuándo conviene reforzar las consultas. Ya no es necesario acudir al hospital que queda a kilómetros de distancia.

Las luminarias se encienden solo cuando pasás, y al llegar a casa, tu calefón ya calentó el agua porque sabe que los martes volvés más tarde. ¿Magia? No. Datos. Tecnología. Diseño. Inteligencia al servicio de lo humano.

En este artículo, te propongo imaginar —y empezar a construir— ese futuro donde la tecnología no reemplaza lo humano, sino que lo potencia. Donde el desarrollo no tiene acento capitalino, sino que habla en todos los tonos del interior.

Bienvenidos al Uruguay del mañana.

Uruguay, laboratorio de ciudades inteligentes a escala humana

En un mundo donde los grandes centros urbanos luchan contra su propio caos, Uruguay tiene una oportunidad dorada: transformarse en un laboratorio vivo de ciudades inteligentes a escala humana.

No necesitamos mega ciudades para imaginar y probar el futuro. De hecho, precisamente porque no las hay, tenemos una ventaja.

Nuestro país es pequeño, pero no por eso limitado. Todo lo contrario: es manejable, estable, con una buena base de infraestructura digital, alta penetración tecnológica y, sobre todo, con un ecosistema humano dispuesto a innovar. Somos un campo de pruebas ideal para repensar el modelo de ciudad: una ciudad donde la tecnología esté al servicio de las personas, y no al revés.

La ciudad inteligente no es ciencia ficción, es decisión

Cuando hablamos de smart cities, la imagen suele estar cargada de sensores, autos autónomos y edificios que “piensan solos”. Pero el verdadero corazón de una ciudad inteligente está en lo cotidiano, en cosas que quizás no notamos a simple vista: un semáforo que se adapta al tráfico, una app que te avisa si hay lugar en el ómnibus o si los residuos de tu barrio ya fueron recolectados.

En Uruguay ya tenemos avances concretos:

Del centro a los bordes: ciudades del interior como piloto del futuro

El verdadero salto está en mirar más allá de Montevideo. Imaginemos por un momento:

Las ciudades intermedias uruguayas tienen la escala justa para probar soluciones urbanas sin los enormes costos que implicaría implementarlas en metrópolis de millones de habitantes. Además, la descentralización no es solo una cuestión de justicia territorial: es una estrategia inteligente para el desarrollo.

Formar talento para estas ciudades

Pero no hay ciudades inteligentes sin personas inteligentes. Acá entra en juego el rol de la educación técnica, como la que ofrece UTEC en todo el país: centros de formación descentralizados, alineados con los desafíos del siglo XXI —eficiencia logística, energías renovables, ciencia de datos, inteligencia artificial.

Uruguay puede ofrecerse como sandbox para proyectos de domótica, movilidad sostenible, eficiencia hídrica o IA cívica. Podemos ser el país donde se testeen soluciones urbanas que luego viajen al mundo. Y podemos hacerlo sin perder nuestra escala, sin renunciar a lo humano.

El futuro no es solo para megaciudades ni para presupuestos millonarios. El futuro también puede tener acento uruguayo, calles tranquilas, plazas vivas y fibra óptica.


Las ciudades del mañana no vendrán en una nave espacial de Elon Musk.
Pueden —y deben— gestarse en nuestros pueblos, en los liceos técnicos, en las decisiones que tomamos hoy.

Foto de Gabriel Bengoechea

Gabriel Bengoechea

Estudiante de Ingeniería en Logística, explorador del futuro. Apasionado por la tecnología, la sostenibilidad y cómo lo cotidiano puede transformarse con inteligencia y visión.

Te puede interesar

¿Qué te pareció este artículo?

Compartí este artículo

Comentarios

chino biurra

28/05/2025 13:23

fa no, excelente, me encantó, primer artículo q desde el título, la portada, me incitó a abrirlo, y a medida q iba leyendo iba tirando sapes internos

Esteban

28/05/2025 15:43

Masterclass

Anónimo

31/05/2025 17:25

Excelente artículo! Muy interesante 👏🏼

Dejá tu comentario