El servicio público en Rivera: una deuda pendiente
Publicado el 02/06/2025 a las 12:00 por Alejandro Elgarte

¿Debe una persona sin estudios universitarios ganar el doble que alguien con un doctorado?
En Rivera, parecería que sí. Aquí, la preparación académica parece ser opcional, incluso irrelevante. El caso más alarmante es el de un director general que percibe un salario de 340.000 pesos uruguayos (aproximadamente 8.500 dólares americanos) sin contar con formación universitaria alguna.
Hasta aquí, podría parecer solo una anécdota más. Pero la gravedad aparece cuando estas personas toman decisiones ineficientes que comprometen millones de pesos: recursos públicos que provienen del esfuerzo diario de trabajadores que sostienen, con dignidad y sacrificio, una economía pequeña pero valiosa.
Un extranjero podría preguntar: “¿Y no existe en Rivera un organismo que controle, fiscalice y rinda cuentas?”. Me gustaría responder que sí, pero mentiría. Con vergüenza, debo decir que el poder legislativo departamental, lejos de ser un contrapeso real, ha estado manchado por múltiples episodios de corrupción, y mantiene una cercanía peligrosa con el poder ejecutivo. No evalúa. No cuestiona. Solo aprueba y deja pasar proyectos que distan mucho de una gestión eficiente y ética de los recursos.
Rivera no puede vivir solo de calles asfaltadas
El servicio público actual parece tener como única misión tapar pozos y asfaltar calles, mientras se ignoran problemas estructurales de la ciudad: movilidad desorganizada, contaminación ambiental, una gestión de residuos deficiente, animales callejeros sin control e incluso tasas preocupantes de mortalidad infantil. Cuando alguien se atreve a cuestionar estos temas públicamente, la reacción no es diálogo, sino violencia.
Pero sí hay soluciones. No hace falta inventar nada nuevo ni tener el presupuesto de una ciudad europea. Basta con tener personas capaces, íntegras, con vocación pública y liderazgo. Rivera necesita servidores públicos que antepongan las necesidades reales de la gente a los intereses personales o políticos.
¿A qué riverense no le gustaría contar con un transporte público eficiente que lo lleve en 15 minutos al trabajo? ¿Poder caminar con tranquilidad por su barrio? ¿Ver a sus jóvenes tener oportunidades reales, sin que su origen determine su destino?
Puede y debe mejorar
Como me dijo alguna vez una maestra: “Puede y debe mejorar”. Lo mismo aplica hoy al servicio público de Rivera. No podemos seguir tolerando una gestión pública caracterizada por la corrupción, la improvisación, la violencia y, en muchos casos, el descrédito y la imputación de quienes deberían representarnos.
Ya no estamos en tiempos donde la simpatía vale más que la razón. Hoy necesitamos ideas, integridad, conocimiento y visión. Porque Rivera no se merece menos.